Ese libro y precisamente esa frase fueron la luz, que en el medio de la oscuridad absoluta, me ayudó comprender de dónde venía tanta insatisfacción respecto a la vida.

Estamos tan acostumbrados a nuestra capacidad de pensar y tomar como VERDAD a nuestros pensamientos, que no solemos cuestionarnos por el origen de los mismos.

Yo vivía pensando que «la vida es difícil», «mi aspecto físico me impide encontrar el amor», «molesto a la gente con mi presencia», «si sigo mi deseo voy a morir de hambre».

¿Qué sentido puede tener una vida así? Para mí ninguno. Lo curioso es que ninguno de esos pensamientos eran verdaderos (aunque yo los vivía así).

La herramienta que diferencia al ser humano de todos los demás animales, su MENTE, puede ser su peor enemiga si no sabe utilizarla.

Cuando entendí que la mente se programa con frases («no sos bueno para las matemáticas», «tener dinero es peligroso», «los hombres/mujeres son todas iguales», etc.) y que la vida que tenemos depende de esas frases instaladas en nosotros, descubrí que hay métodos que nos permiten cambiar esas frases y en consecuencia, transformar nuestra vida en todos los sentidos.

Luego de aplicar estos conocimientos que fui adquiriendo durante muchos años, en 2018 decidí dedicarme a enseñar y abrí el Grupo de Autoconocimiento y Reflexión, el cuál fue creciendo y transformándose.